Algunas obras tienen el poder de detenernos, de obligarnos a mirar, de obligarnos a pensar, de hacernos sentir algo más allá de la simple apreciación estética. ¿Que implica crear espacios que no solo sean habitados, sino también pensados? Este texto es una exploración sobre lo sublime en la arquitectura. Sobre aquello que trasciende lo meramente bello, estético o funcional para convertirse en una experiencia que deja una huella en quienes lo viven

En un mundo obsesionado con lo nuevo, olvidamos que lo verdaderamente valioso no irrumpe: se revela con el tiempo. No es la novedad, sino la profundidad, la que da forma a lo que perdura. Porque lo atemporal no compite con el ruido; simplemente, permanece.